Está sobre entendido que, las protestas, movilizaciones y demandas sociales son derechos de los sectores populares y que por tradición el movimiento obrero y popular de Bolivia ha utilizado estos métodos, para frenar los abusos y caprichos de los poderosos de turno.
En momentos en que las transformaciones sociales y políticas, parecerían estar ganando espacios institucionales y ciudadanos y nos dan la esperanza de un mundo justo, solidario en procura de una convivencia pacífica; la realidad nos golpea con violencia, con rudeza y una muestra de total intolerancia en hechos como la irracional decisión de demoler más de 200 viviendas en el Municipio de Warnes del departamento de Santa Cruz.
Nuevamente son los fundamentalistas, los gurus de la intolerancia, que nos muestran, nuestra lamentable realidad, los intereses partidarios, de grupos y hasta personales son los que determinan la agenda nacional, el interés común, el bienestar de los ciudadanos y ciudadanas, entran en agenda cuando coinciden con sus intereses y ¿los pobres hasta cuándo tendrán que esperar que se les venda una garrafa de gas y aguantar las sonrisas y declaraciones oficiales de que no hay desabastecimientos de gas y otros carburantes?
Los días pasados mencionábamos que la marcha que comenzó con partidarios del gobierno, pasó a ser una movilización de gran parte de los bolivianos y bolivianas; los operadores políticos de oposición y gobierno posibilitaron una salida efectiva y sin violencia; la aprobación de una nueva Constitución Política del Estado en consenso, aún con errores, nos posibilitaba andar por los fueros del derecho; pero, decíamos también, que entre esas buenas noticias, nos amenaza un largo periodo preelectoral, que pone en riesgo la gestión gubernamental y da pié a los oportunistas para hacerse de banderas y proyectarse para determinadas candidaturas.
Todos debemos velar porque las víctimas tengan justicia y los asesinos vayan a la cárcel, esos derechos y obligaciones tienen que ser cumplidos sin condicionamientos ni manoseo de ningún tipo.
Es contra la violencia de los intolerantes, es que tenemos que ser manifiestamente intolerantes; las agresiones físicas y verbales contra los periodistas que se han dado los días martes y miércoles en inmediaciones de la cárcel de San Pedro de La Paz, opaca el derecho legítimo de los que buscan justicia y puede provocarnos, fácilmente, sospechas del riesgo de que el proceso de cambio (concepciones de vida para reafirmar nuestros derechos) se puede convertir en un cambio de roles: los pateados de antes son los pateadores de ahora.
El pueblo boliviano ha votado porque no haya impunidad, termine la pobreza y se imponga la justicia social y no porque se continúen con los males y los abusos del pasado.
Guillermo Vilela D. de M.
Director ODHPS
viernes, 31 de octubre de 2008
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