sábado, 23 de agosto de 2008

Médicos cubanos secuestrados en Santa Cruz, Bolivia.

Por Teresa Vargas.
Bolivia.

El jueves 15 por la tarde participé, junto a otras cuatrocientas personas, en una marcha de protesta en la ciudad de Santa Cruz, Bolivia, en la que se reclamaban la permanencia de médicos cubanos en el país, así como el derecho del pueblo a recibir atención sanitaria de calidad y gratuita.

Se cuentan hoy por millones las consultas realizadas por especialistas de Cuba en los últimos años. Sólo en intervenciones de cataratas hay más de 200.000 beneficiados. Los galenos llegaron a lugares recónditos partiendo de la premisa de la salud como derecho elemental y no como mercancía. Al mismo tiempo, esos equipos funcionan como centros de postgrado para jóvenes médicos bolivianos graduados en Cuba.

Entonces ¿por qué la protesta? La cuestión es que el mismo día del referéndum revocatorio seis médicos cubanos fueron secuestrados en la localidad de San Ignacio de Velasco. En un típico operativo comando, numerosas personas armadas allanaron su vivienda, destrozaron mobiliario, los golpearon, los maniataron y los llevaron a un descampado donde fueron ultrajados y amenazados de muerte.

¿Una derecha desesperada?

Aunque anteriormente hubo amenazas esporádicas, es la primera vez que se llega a una acción concreta tan grave. Hasta el momento los insultos de las élites de poder iban dirigidos contra la cooperación venezolana, probablemente para no irritar al pueblo sencillo que experimenta notables beneficios en su salud. Sin embargo, ahora se han traspasado los límites.

Se trata de una muestra más de la desesperación de sectores de derecha, que recibieron una señal descomunal de apoyo a la gestión de Evo Morales en el reciente referéndum. Como bien se sabe, más del 67% del pueblo boliviano optó por cambios profundos, y eso es significativo, sobre todo tomando en cuenta que los beneficios tangibles y cotidianos estuvieron lejos de ser espectaculares.

Perspectivas.

Ante los contundentes resultados, las actuales autoridades de la denominada "media luna" tuvieron que aceptar la invitación al diálogo realizada por el presidente. Tal y como expresara el obispo metodista Rolando Villena, se vieron obligados a leer la voluntad del pueblo.

Sin embargo, luego de una primera ronda de conversaciones el futuro inmediato se presenta incierto. Esas autoridades no logran disimular su irritación ante el elevadísimo porcentaje de apoyo a Morales. Es por demás evidente que optaron hace tiempo por medidas que los colocan fuera del ordenamiento jurídico constitucional. Apostaron, pública y ostentosamente, por la sedición y el desconocimiento fáctico del gobierno nacional. Como parte de esa estrategia llegaron al peligrosísimo extremo de tomar aeropuertos a fin de impedir visitas presidenciales, en franco plan de humillación a un presidente al que se lo quiere mostrar impotente e impedido de transitar en su propio país.

El espaldarazo popular a la gestión del MAS terminó de colocar las cartas sobre la mesa, visibilizando una realidad que hasta el domingo 10 de agosto estaba aún bajo sospecha. Desgastados los mecanismos parlamentarios y formales, el desafío parece ubicarse en la capacidad y decisión de Evo Morales para disputarle la calle a la derecha, en particular en la "media luna". Al mismo tiempo, es bastante claro que en su desesperación los grupos de poder de esa región subirán la apuesta.

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